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miércoles, 18 de abril de 2012

EMOCIONES QUE NO CABEN EN UN TWITT.

Crónica de nuestra Semana Santa I.
Viernes y Sábado de Dolores


Ha pasado ya más de una semana, y todavía uno está vacío de palabras para describir tantas emociones. Tantas y tan bonitas. Sólo se me ocurren términos sueltos; aquellos olores (incienso y azahar), aquellas estampas (Triana, sus calles y su puente), aquellas ilusiones previas (extensos repertorios para cada Estación de Penitencia y el orgullo de nuestro nuevo Uniforme), y aquellas satisfacciones posteriores a cada procesión (con los aplausos de las gentes y los costaleros), incluso los días de lluvia, donde Dios nos guardó para otra ocasión el lucimiento y la teatralización popular en la calle, pero a cambio nos ofreció momentos preciosos y exclusivos, de enorme intimidad y fraternidad, en el interior de las hermandades a las que el calor de nuestros sones dentro de sus templos les sirvió de abrigo y consuelo, poniendo música a las oraciones forzosamente resumidas de tantos cofrades, costaleros y nazarenos.

Así que imagínense. Les resultará fácil entender que incluso a la pluma que otras veces ha encontrado tanta agilidad para hablar de esta banda y sus emociones, le resulte imposible enlazar frases que puedan poner por escrito todo lo vivido en esos días mágicos con la misma intensidad que nosotros los hemos disfrutado.
  
Nuestra intención era contaros cómo ha sido este año nuestra Semana Grande, la más importante de cada temporada, que este año cobraba especial relevancia por ser la de nuestro V Aniversario.
En el día a día, muchos de nuestros componentes, y también a través de los perfiles oficiales de la banda, hemos ido compartiendo en las redes sociales momentos, vivencias, imágenes, que estábamos disfrutando en esos instantes.

Sin embargo, hay sensaciones que sólo se pueden vivir. Que ni con el más amplio de los léxicos, o el mayor número posible de caracteres, se pueden llegar a describir en Twitter o en Facebook.
Experiencias que un año más, de manera unánime, coincidimos en reconocer que han vuelto a superar cualquiera anteriormente vivida, haciendo que una vez más el Sábado Santo regresáramos a nuestras casas felices porque volvía a ser la mejor Semana Santa de nuestras vidas, como surgía de tantas bocas.

La explicación es doble pero sencilla. La calidad de nuestras actuaciones y nuestro nivel musical continúa en aumento, acompañada de una organización cada vez mejor que nos permite disfrutar al máximo los ratos libres y los entretiempos. Pero sobretodo nuestra felicidad reside en la magnífico ambiente de amistad entre todos los compañeros, que este año se ha superado, diría que incluso por encima de nuestras mejores expectativas.



El Viernes de Dolores “jugábamos” en casa, en Palencia, en nuestro barrio del “Ave Maria” y con nuestra Hermandad y Cristo de la Sentencia, a la que tan ligados estamos desde su origen fundacional hace dos años y su primer acto Penitencial, su primera procesión, el pasado año, en la que la banda no pudo participar musicalmente al necesitar de la colaboración de muchos de nuestros integrantes como costaleros del paso de nuestro Señor. Sin embargo, este año se nos presentaba ese día como la gran ocasión para disfrutar de todo el trabajo de estos primeros cinco años de historia. Era el día para rezar con nuestra música ante una talla que nos ha robado el corazón, y también compartir con nuestros familiares, amigos y vecinos, nuestra manera de entender la devoción y hacer las cosas, demostrando que la belleza, la espectacularidad, la seriedad y el rigor, se pueden compaginar perfectamente en una manifestación de fe única y sin precedentes. Ni siquiera el la temperatura propia de Castilla y de las fechas pudo enfriar unas emociones desbordadas.

Unas emociones que no nos dejaron dormir, y que todavía nos acompañaban al día siguiente, Sábado de Dolores, en el trayecto de la mitad de la banda a Sevilla, así como el Domingo de Ramos, en el traslado de la otra mitad. Y es que como nuestra mentalidad es la de, por encima de todo, disfrutar con lo que hacemos incluso más allá de lo musical, algunos componentes de la banda, aquellos a los que las circunstancias personales nos lo permitían, nos adelantamos un día a nuestra siguiente procesión, para viajar a Dos Hermanas, nuestro alojamiento y centro operativo durante toda la Semana, y comenzar nuestra “otra semana santa” (lo decimos con minúscula manteniendo el respeto), que es la que nos lleva también de gira pero de taberna en taberna, cervecitas y tapitas en mano, brindando y haciendo gala de la unión, el cariño y la amistad que hay en esta gran familia.